Para muchas personas, ser proactivo es una de las características diferenciales del éxito en ámbitos laborales y estudiantiles.
De manera simple y directa, la proactividad es el acto de actuar rápidamente para evitar futuras complicaciones. También es “tomar situaciones” para uno mismo, aprender y desarrollar actitudes que puedan predecir problemas y actuar incluso antes de que sucedan.
Cuando no pueden prever un problema, los proactivos se mueven buscando cualquier mejora posible a la situación, en vez de quejarse mientras esperan que la solución caiga del cielo.
En contextos de trabajo y de estudio, esta habilidad adquiere un valor único ya que permite realizar acciones organizadas rápidamente y estudiar eficazmente. Esto no implica dejarse llevar por los impulsos, sino todo lo contrario: el objetivo es generar cambios positivos en sus lugares de trabajo o hábitos de estudio y, por ello, evalúan cuidadosamente cada una de sus acciones.
Esta actitud es ampliamente valorada por las empresas, que esperan contar con profesionales capaces de resolver sus problemas. Por ello, se reconoce como una cualidad típica de los líderes y jefes.
Desarrollarla desde el momento en el cual estamos estudiando una carrera profesional nos permitirá llegar al ansiado trabajo de forma correcta y bien preparados. Para lograrlo es importante potenciar la concentración y, principalmente, estar siempre atento a los problemas que pudieran surgir, en lugar de centrarnos en quejas y en soluciones que vengan desde afuera.
Es que, los sujetos proactivos no se sientan a esperar que las cosas sucedan por arte de magia o porque un superior lo informe, sino que se levantan y ejecutan, buscan soluciones y realizan tareas tomando las riendas del asunto.
Existen ciertos consejos que podemos seguir para transformarnos poco a poco en una persona proactiva.
Si bien es cierto que muchos de ellos se relacionan a un tipo de personalidad que ya se encuentra constituida en la psiquis, algunos expertos sostienen que es posible desarrollar las habilidades blandas o conductas si se repiten conscientemente y de forma recurrente.
Buscá siempre el orden
Mantener el orden del estudio o de las actividades laborales son la base de la proactividad. No existe persona proactiva sin orden. Si tenemos ordenado el escritorio, el calendario de fechas importantes, las actividades a ejecutar, los apuntes de la facultad y otras variables que dependen del ámbito en el cual nos desarrollamos, nos permitirán una mejor disposición para trabajar de forma eficiente.
Manejá bien tus tiempos
De la mano del orden, una buena administración del tiempo de trabajo o estudio conduce a acciones eficientes. Es importante analizar las tareas y el tiempo que conlleva la realización de cada una de ellas, es posible planificar en un calendario con fechas de entrega o ejecución, incluir momentos de descanso o reuniones, etcétera. ¿El resultado? una mejora fantástica de la eficiencia.
Pensamientos positivos, siempre
Nuestras acciones salen de nuestros pensamientos, por eso es importante pensar positivamente cada vez que nos sentemos a estudiar o a trabajar. Los pensamientos buenos nos motivan y permiten que las actividades se realicen de forma armónica y proactiva.
Aumentá la concentración
La concentración es muy importante para cualquier tarea en un trabajo o estudio determinado. Buscá técnicas que te ayuden a potenciarla para que aumentes la proactividad en tus actividades.
Sé activo y participá
La proactividad va de la mano de la participación y de una actitud activa frente a las tareas o problemas que se deben enfrentar. Involucrarse en grupos de trabajo o estudio, participar de conversaciones activamente, darte a conocer entre tus colegas te permitirá, poco a poco, sentir que sos una persona activa y conectada con los demás, cualidades muy necesarias para sentirse bien, con pensamientos positivos, adquirir ideas nuevas que potenciarán la proactividad en vos.
Buscá soluciones
Mantener la capacidad de prevenir problemas y buscar soluciones es la característica de todo sujeto proactivo. No significa que tengas que estar todo el tiempo al pié del cañón buscando soluciones pero poder prevenirlas de acuerdo a las tareas que vas realizando te ayudará a sentirte más activo con ellas y lograrás desarrollarlas de manera más eficiente.
Cuestionate
No todo sale bien cuando buscamos ser proactivos. Por eso es importante cuestionarnos hacia qué camino queremos ir, cómo nos sentimos con nuestras tareas en determinados momentos, cuáles son las características que debemos mejorar en nuestro trabajo o estudio, cuáles son las potencialidades y las cualidades que nos juegan en contra. Esto te permitirá conocerte mejor y focalizar tus acciones donde realmente necesitás hacerlo.
Tomá decisiones
Las decisiones se necesitan ejercitar tanto en el ámbito laboral como estudiantil. Ser proactivo significa que sabemos tomar decisiones determinantes cuando otras personas no se atreven a hacerlo. Hay que tomar riesgos calculados y bien pensados, estudiar las situaciones antes de dar un paso hacia adelante.
Hacé uso de las nuevas tecnologías
No hay dudas que hoy en día, con el auge de la globalización y el avance tecnológico que vivimos, no podemos desaprovechar el uso de las tecnologías para maximizar nuestra proactividad. Existen numerosos recursos como aplicaciones, programas, softwares y redes que pueden ayudarnos en este cometido y contribuir al ahorro de tiempo y recursos.
No olvidés auto motivarte
Sentirte bien, sentirte motivado y con pensamientos positivos son factores claves para convertirte en una persona proactiva. Recompensate y valorá tus esfuerzos. Esto te ayudará a mantener tus pensamientos y sentimientos con buena energía.